Welcome!

El mundo está lleno de lugares que nadie conoce... y el hombre, hambriento de curiosidad, intenta descubrirlos. Las palabras que achicharran vuestros ojos desde esta pantalla no hacen otra cosa que perderos, pues hay que perderse para alcanzar los destinos más inalcanzables... de lo contrario, todo el mundo sabría dónde están. Perdéos en el mundo onírico, pues nos veremos al otro lado. Bienvenidos

jueves, 21 de junio de 2012

El grito. (Scream)

Lo que estaba a punto de suceder nunca había pasado a la vez en todas partes... hasta aquel día.

La gran espiral oscura se formó en solo un instante, cuando todos los vientos y todas las personas alcanzaron su mayor nivel de descontrol. Y sin embargo, al mismo tiempo, no quedaba ningún centímetro cuadrado de tierra seca en la zona. Todas las barandillas metálicas habían perdido su capa de pintura, y las inscripciones hechas con llaves y compases ya no se podían distinguir. Ya no se distinguía ninguna de las iniciales que estaban unidas por una "x". Todos los cristales volaron en mil pedazos junto con los últimos alientos de cordura.

Las miradas de desconcierto entre todas las personas, marcadas por sus ojos rojos, se habían manifestado tras el intento de todos por tratar de entender la situación. ¿Qué había pasado aquella vez? ¿Realmente había funcionado?

La plaza estaba saturada de gente, gente que había pasado de estar ansiosa a estar asustada. Las nubes ya habían empezado a taponar el último atisbo de luz solar, pero no a tal velocidad. Estaba la gente tan metida en sus asuntos, que su reacción ante aquello tendría que haber sido minimalista... pero no fue así.

Los ciegos empezaron a abrir los ojos, los cojos empezaron a correr y los sordos empezaron a echarse al suelo para gritar de dolor al oír aquella mezcla formada por la espiral, que tanto recordaba a un tornado. Los niños se aferraban a sus madres, como si de una zarza en el borde de un barranco se tratase. Los adolescentes habían dejado caer sus mochilas, skates y teléfonos al suelo como si fuesen una carga que les impidiese mirar mejor hacia arriba, cuando aquellos entes de color oscuro giraban a gran velocidad.

- Jamás pensé que esto era capaz de invocarse -decía Vaira, mientras se desmayaba y caía desde la torre del campanario de la Catedral, tras haber incitado a todos que aboliesen el silencio, la hipocresía y la cobardía en frente de los guardias. También incitó a los propios guardias.

Al ver el cuerpo casi sin vida del revolucionario, los habitantes se llevaron la mano al pecho, cerraron los ojos y le dieron las gracias. Durante un instante, olvidaron el hecho de que había un tornado hecho de gritos de desahogo encima de sus cabezas y a punto de descomponerse en una explosión, secando así todos los rincones formados por sus lágrimas esparcidas por la ciudad, pero destruyéndolo todo.

Las últimas palabras que se tragó el tornado antes de que la luz cegadora hiciese aullar a los coyotes de la montaña, llegaron, sin embargo, a toda galaxia conocida y desconocida, reclamando el cambio de leyes sociales que residen en lo más abisal del entendimiento humano:

- Estamos condenados a ser libres. Reiniciemos la humanidad.


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Nota: Cuesta pillarlo, pero os reto a que me contéis vuestra interpretación del relato.

jueves, 14 de junio de 2012

La Hora de la Verdad. Segunda parte. (Time for the Truth)

Buenas a todos, panchitos ibéricos del apocalipsis! Celebrando el fin de los exámenes de Selectividad aprovecho para excusarme: con el estudio no se me ha ocurrido ninguna historia buena, pero como no quiero decepcionaros os dejo la segunda entrega de La Hora de la Verdad, que es tan predecible como todos la consideran. No creo que siga con esta historia (¡Bien!) pero tengo varios recursos para crear microrrelatos del  tipo que a todos os gustan ;) ¡Se aceptan sugerencias!


V: Entonces... ¿ya está?
N: Sí. A partir de ahora tendremos tiempo para nosotros solos...
V: Noto en tu voz que me ocultas algo.
N: ¿Qué? ¡No, en serio! A partir de aho-
V: ¿Qué es eso?
N: ¿El qué?
V: ¡Eso que hay en la pared!
N: ¿El qu- Ah... ya... bueno, eso...
V: Vuelves a mentirme.
N: ¡No, cariño, en serio! ¡No es lo que parece!
V: ¿¡Entonces ESO no parece un papel de descuento en una autoescuela!?
N: No quería decir eso, me refiero a que-
V: ¡BASTA!
N: ...
V: ¿No te das cuenta de lo mal que me he sentido estas semanas?
N: Mejor que nadie, eres parte de mí. Pero-
V: ¡PERO NADA! ... ¡y ENCIMA me encuentro tu formulario de preinscripción y tu solicitud de admisión a un Colegio Mayor!
N: ¡Eso era una sorpresa! ¡Voy a llevarte conmigo!
V: ¿Cómo?
N: Metida en la guitarra.
V: ... Entiendo. Nos veremos pues.

sábado, 9 de junio de 2012

La Selectividad. (The Pre-University Exams)

Sí, os he engañado.

Esta semana no hay microcuento, porque estoy estudiando para PAU, ¡pero no os voy a dejar insatisfechos!

Aquí tenéis un thriller en proceso de redacción: El Reloj de Plata, por Jaime Martínez Legaz, mi compañero de "gremio literario". ¡Disfrutadlo!

http://relojdeplata306.blogspot.com.es/

sábado, 2 de junio de 2012

Bienvenido a Sanitarium. (Welcome to Sanitarium)

   Durante 5 años no había acontecido nada en la villa de Sanitarium. Los minúsculos ácaros que la habitaban se habían acostumbrado a la tranquilidad sin que ninguna catástrofe azotase a la población. Los pueblerinos, tras el primer año sin terremotos ni desprendimientos, habían empezado a celebrar El día de la Tranquilidad para agradecerles a los dioses un año más de paz. No tenían ningún problema de supervivencia -savo por el envejecimiento de su hogar-: tenían luz, tenían calor, tenían comida, tenían un sistema, hogares, viviendas, turismo y hasta sus propias tradiciones.

   Los sanitas pasaban el tiempo contando sus aventuras, ya que, nunca mejor dicho, allá donde los llevase el viento sufrían todo tipo de odiseas. Los más conocidos en  la villa eran Caprácnico y Sélfido, quienes habían viajado juntos desde una escoba hasta Sanitarium pasando por estanterías, teclas de piano, cepillos de dientes, partes de arriba de los armarios e incluso las pesas del hijo de la casa, quien sufría sobrepeso desde hacía varios años. Contaban y relataban las veces en las que a la madre dueña del hogar se le ocurría abrir las ventanas y hacía que muchos hermanos y amigos de Sanitarium se perdiesen en la oscuridad de las noches de verano, o la catástrofe del Huracán Katrina en 2005, el cual fue tan catastrófico como una Era Glacial. Aquello supuso el fin y el principio de una nueva civilización en aquel dúplex de Nueva Orleans.

- Realmente fue horrible... -decía Sélfido- Ni siquiera las motas de polvo de las camas eran suficiente refugio al que agarrarse. Salieron volando como si nada. -las caras de los mini-sanitas estaban impactadas por la odisea que estaba relatando Sélfido, mientras que Caprácnico asentía con aire de empatía y comprensión, pues todo lo que había sufrido, lo había sufrido con él- ¡Pero dejémonos de dramas, feliz Día de la Tranquilidad!
- ¡Feliz Día de la Tranquilidaaaad! -respondía la aldea.
   Pero no pasó ni un minuto hasta que la puerta del desván se abrió. Jimmy Stone había entrado en la sala y una brisa azotaba las viviendas de la ciudad de Sanitarium. Jimmy agarró el planeta entero de los ácaros y empezaron a sentir los seísmos.

- ¡ALERTA DE NIVEL ALFA 10-64! -decía Shrider, el experto en catástrofes y Seguridad Nacional de la aldea- ¡TENEMOS UN CASO DE SEÍSMO DE 17.3 GRADOS EN LA ESCALA DE TENNOSUKE! ¡NOS HA COGIDO Y NO PODEMOS HACER NADA! ¡VOLVED A LA CASA, AGARRÁOS A TODO LO QUE PODÁIS!

   Los ácaros eran rápidos refugiándose, pero Sanitarium destacaba por sus medidas de seguridad. El país tenía forma de línea recta que nunca llegaba hasta un final, pero aquella zona era muy inestable, por lo que los protocolos sobrepasaban lo que las otras ciudades conocidas de la casa (Cánvel, Zumman y Nekrosya) llamaban -u osaban llamar- "precaución".

- Nunca debí dejarte abandonada. -fueron las palabras que hacían temblar el país entero provenientes de la boca de Jimmy- Sé que he tenido muchas cosas que hacer, pero ahora que por fin he alcanzado mis sueños, puedo volver a agarrarte y disfrutar de ti todo lo que siempre he deseado, como antes... te he echado de menos. Eres parte de mi personalidad... y ahora voy a recuperarla.

   Un chispazo. Un chispazo fue lo que la mitad de la aldea sintió en cuanto Jimmy se dispuso a dar el golpe final a la vida de millones de sanitas que habían estado viviendo allí durante 5 años.
- ¡SUBID A LOS TEJ- 

*¡CHASS!

   No alcanzó a pronunciar Shrider sus últimas palabras. Estaba electrocutado, y solo los ácaros más pequeños y ágiles se habían salvado por los pelos, pero el seísmo fuerte estaba a punto de llegar. Justo antes de que Sanitarium viese su final y saltase por los aires, Chivo, el pequeño de la villa, suspiró y susurró:
- Supongo que mi bisabuelo se refería a esto cuando dijo que el origen de la villa es una canción... 

   El primer Mi de Jimmy en 5 años sacudió el polvo de la sexta cuerda: el país más tranquilo de aquel duplex de Nueva Orleans vio su final ese día.