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El mundo está lleno de lugares que nadie conoce... y el hombre, hambriento de curiosidad, intenta descubrirlos. Las palabras que achicharran vuestros ojos desde esta pantalla no hacen otra cosa que perderos, pues hay que perderse para alcanzar los destinos más inalcanzables... de lo contrario, todo el mundo sabría dónde están. Perdéos en el mundo onírico, pues nos veremos al otro lado. Bienvenidos

domingo, 1 de julio de 2012

Colisión. (Crash)

   No podía ser cierto. No. De eso nada.

   Cual Dios da un paso y no sabe a cuántos humanos ha matado en el acto, el coche aceleró destruyendo y exterminando todo atisbo de vida que quedase sobre el ardiente asfalto, bajo el caucho de los neumáticos.

   Ya lo había visto caer, pero no podía permitir que aquella bola de fuego fuese realmente lo que todos pensaban que era. Tenía que ser cualquier otra cosa, ¡CUALQUIERA! ¡Un meteorito, un trozo de satélite, una de las famosas Perseidas! Si realmente fuese aquello, no importaría. Todo seguiría igual que siempre. Todo iría bien y no habría miedo de caer en las fosas de la ignorancia. Los tentáculos espinosos de la estupidez seguirían al margen de todas las personas. Cada uno podría seguir siendo una persona cuya inteligencia, razonamiento y sabiduría harían sombra a la Biblioteca de Alejandría, y podrían ser felices y sentirse seguros de que cualquier cosa se podría resolver.

   Pero no era así. Ese día ocurrió lo peor.

   Si las amebas tuviesen cerebro y sentimientos, habría un genocidio cada centésima de segundo, pero ninguno como aquel, cuando la rabia de Travish Marshall, filósofo canadiense establecido en Cartagena, gritó a los cielos tras ver la gran bola de fuego rojo que sostenía las mentes del mundo precipitarse contra el mar cercano a Calblanque. El conocimiento había muerto.

O, por lo menos, eso pensaba antes de oír una voz surgiendo de las nubes y el mar.

Mi cuerpo explotará
pero mis cenizas se esparcirán
flotando sobre mis escamas
a los rincones de la humanidad.
Es tu deber guiarlas, Marshall.

- ... Sí, Dragón Rojo.